sábado, 20 de marzo de 2010

Rincón Literario

"En toda época histórica, el modo económico predominante de producción e intercambio, y la estructura social que deriva necesariamente de él, constituye el fundamento sobre el cual se basa la historia política e intelectual de una época, y únicamente a partir de él puede explicársela; (...), en consecuencia, toda la historia de la humanidad (desde la abolición del orden gentilicio, con su propiedad común de la tierra) ha sido una historia de luchas de clases, de luchas entre clases explotadoras y explotadas, dominantes y dominadas; (...) la historia de esas luchas de clases constituye una serie evolutiva que ha alcanzado en la actualidad una etapa en la cual la clase explotada y oprimida el proletariado ya no puede lograr su liberación del yugo de la clase explotadora y dominante la burguesía sin liberar al mismo tiempo a toda la sociedad, de una vez por todas, de toda explotación y opresión, de todas las diferencias y luchas de clases."

(Engels, Manifiesto del partido comunista, Prólogo de 1888)

Rincón Literario

"¿Qué soy, entonces? Una cosa que piensa. Y ¿,qué es una cosa que piensa? Es una cosa que duda, que entiende, que afirma, que niega, que quiere, que no quiere, que imagina también, y que siente. Sin duda no es poco, si todo eso pertenece a mi naturaleza. ¿Y por qué no habría de pertenecerle? ¿Acaso no soy yo el mismo que duda casi de todo, que entiende, sin embargo, ciertas cosas, que afirma ser ésas solas las verdaderas, que niega todas las demás, que quiere conocer otras, que no quiere ser engañado, que imagina muchas cosas -aun contra su voluntad- y que siente también otras muchas, por mediación de los órganos de su cuerpo? ¿Hay algo de esto que no sea tan verdadero como es cierto que soy, que existo, aun en el caso de que estuviera siempre dormido, y de que quien me ha dado el ser empleara todas sus fuerzas en burlarme? ¿Hay alguno de esos atributos que pueda distinguirse de mi pensamiento, o que pueda estimarse separado de mí mismo? Pues es de suyo tan evidente que soy yo quien duda, entiende y desea, que no hace falta añadir aquí nada para explicarlo. Y también es cierto que tengo la potestad de imaginar: pues aunque pueda ocurrir (como he supuesto más arriba) que las cosas que imagino no sean verdaderas, con todo, ese poder de imaginar no deja de estar realmente en mí, y forma parte de mi pensamiento. Por último, también soy yo el mismo que siente, es decir, que recibe y conoce las cosas como a través de los órganos de los sentidos, puesto que, en efecto, veo la luz, oigo el ruido, siento el calor. Se me dirá, empero, que esas apariencias son falsas, y que estoy durmiendo. Concedo que así sea: de todas formas. es al menos muy cierto que me parece ver, oír, sentir calor, y eso es propiamente lo que en mí se llama sentir, y, así precisamente considerado, no es otra cosa que “pensar”. Por donde empiezo a conocer qué soy, con algo más de claridad y distinción que antes."
(R. Descartes, Meditación Segunda, Meditaciones metafísicas)

http://www.e-torredebabel.com/leyes/Bachillerato-Loe-Madrid/filosofia-ciudadania-bachillerato-LOE-Madrid.htm

domingo, 14 de marzo de 2010

LA DIVERSIDAD CULTURAL EN EL PERU Y EL MUNDO

El 21 de mayo se celebra el Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo (UNESCO).

La Identidad cultural es el conjunto de valores, tradiciones, símbolos, creencias y modos de comportamiento que funcionan como elemento cohesionador dentro de un grupo social y que actúan como sustrato para que los individuos que lo forman puedan fundamentar su sentimiento de pertenencia. No obstante, las culturas no son homogéneas; dentro de ellas se encuentra grupos o subculturas que hacen parte de la diversidad al interior de las mismas en respuesta a los intereses, códigos, normas y rituales que comparten dichos grupos dentro de la cultura dominante.
La diversidad cultural se manifiesta por la diversidad del lenguaje, de las creencias religiosas, de las prácticas del manejo de la tierra, en el arte, en la música, en la estructura social, en la selección de los cultivos, en la dieta y en todo número concebible de otros atributos de la sociedad humana
El Perú posee una alta diversidad de culturas y el país cuenta con 14 familias lingüísticas y al menos 44 etnias distintas, de las que 42 se encuentran en la Amazonía. Estos grupos aborígenes poseen conocimientos importantes respecto a usos y propiedades de especies; diversidad de recursos genéticos (4 400 plantas de usos conocidos y miles de variedades), y las técnicas de manejo. Por ejemplo, en una hectárea de cultivo tradicional de papas en el Altiplano del Titicaca es posible encontrar hasta tres especies de papa y diez variedades.
Esto es más que todas las especies y variedades que se cultivan en América del Norte.
“La diversidad cultural amplía las posibilidades de elección que se brindan a todos; es una de las fuentes del desarrollo y es un medio de acceso a una existencia intelectual, afectiva, moral y espiritual satisfactoria”. Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural. Artículo 3
Pero también hemos asociado la diversidad cultural con la actual dinámica de los flujos migratorios. En efecto, si la civilización humana sólo es posible por medio del movimiento, es decir, la transmisión y el intercambio de saberes, de valores o de formas de hacer, los flujos migratorios se convierten un referente de primer de orden cuando se aborda la diversidad cultural.
De acuerdo con el International Migration Report de 2002, el número de inmigrantes se ha duplicado desde la década de los 70. Aproximadamente 175 millones de personas residían fuera del país en que nacieron; esto equivale a que una de cada diez personas en las regiones desarrolladas es inmigrante, y cada vez un mayor número de ellos proceden de países cada vez más lejanos. De los 200 países que hay aproximadamente en el mundo, dos tercios de los mismos cuentan con al menos un grupo minoritario, étnico o religioso que constituye al menos el 10% de la población.
Mientras que las causas de esa migración son múltiples (económicas, políticas, personales, etc.) un hecho es cierto: vivimos en sociedades cada vez más heterogéneas y complejas. Esta nueva conformación de las sociedades trae como consecuencia que la diversidad cultural esté presente en nuestra realidad de todos los días: personas de distinta raza, etnia, religión, etc. se están viendo implicadas en relaciones de interacción y convivencia cotidiana.
Sin embargo, debemos recordar que las sociedades (receptoras) no son, en forma alguna, homogéneas, y se fundamentan en la diversidad cultural. Los flujos migratorios lo que hacen es introducir nuevos elementos de variación en contextos netamente pluriculturales, lo que según Arunabha Ghosh convierte sencillamente en una falacia el llamado choque de civilizaciones, hipótesis defendida por Huntintong en su polémica publicación sobre la nueva conformación del orden mundial después de la guerra fría.
Si uno de los desafíos tienen planteados muchos estados es el compatibilizar la idea de pluralidad cultural con la idea de unidad nacional, la inmigración puede ayudar a enriquecer el debate, a amortiguar las tensiones en relación con los nacionalismos tradicionales, y a responder a los numerosos interrogantes que se entremezclan en torno a la diversidad cultural : ¿Es posible conformar sociedades que compartan un sentimiento de pertenencia común y sean realmente pluralistas?, ¿cómo compatibilizar la promoción de comunidades culturales con una comunidad nacional?, ¿qué tipo de políticas y prácticas sociales son las más adecuadas y eficaces para preservar la diversidad cultural al tiempo que promueven actitudes y valores que alientan el respeto mutuo?, o ¿cómo crear las
condiciones que garanticen una armoniosa interacción y una voluntad de convivir de personas y grupos con identidades culturales plurales y dinámicas?
Las diferencias son inherentes a los seres humanos, siendo una muy principal la diferencia que emana de la procedencia cultural, sustento dinámico y cambiante desde el cual el sujeto construye su identidad propia. La respuesta de la educación
a la diversidad implica asegurar el derecho a la identidad propia, respetando a cada uno como es, con sus características biológicas, sociales, culturales y de personalidad, que permiten precisamente la individuación de un sujeto en la sociedad (UNESCO, 2007a).
En tanto derecho humano, el derecho a la educación no significa sólo acceder a ella, sino además que ésta sea de calidad y logre que los alumnos se desarrollen y
participen lo máximo posible. El derecho a la educación es también el derecho a aprender y a desarrollar los múltiples talentos y capacidades de cada persona, para ser actores efectivos en sociedades cada vez más plurales (UNESCO, Op. cit.).



PERSONAJES HISTORICOS

Heródoto de Halicarnaso es considerado el padre de la historia, pues fue el primero que realizóinvestigaciones encaminadas a relatar las guerras médicas entre los griegos y los persas (medos), con la mayor objetividad posible. Para ello realizó viajes a los lugares donde sucedieron os hechos y entrevistó a personas que habían participado en ellos.
En su texto comienza diciendo que es él quien narra la historia, con lo cual acepta laresponsabilidad de lo que dice. Su Libro 1 comienza así:
La publicación de la historia hecha por Heródoto de Halicarnaso tiene como fin tanto que no lleguen a desvanecerse con el tiempo los hechos de los hombres, como tampoco a borrarse las acciones grandes y maravillosas llevadas a cabo por los griegos y por los bárbaros, y los motivos de las guerras que se hicieron mutuamente los unos a los otros.
Historias de Heródoto. Tomo I, prólogo y versión: Demetrio Frangos, UNAM, México, 1982. (Nuestros Clásicos núm. 56).

Explica cuál fue la intención principal de Heródoto al escribir su obra, según se desprende del texto.
• ¿De qué acciones pretende dejar testimonio en su obra?
• ¿Por qué consideras que era importante para él conocer las causas que originaron los hechos que narra en su obra?
• ¿Por qué quiso dejar para las generaciones futuras el testimonio de las guerras entre griegos y Persas?
• ¿Consideras que pretendió ser objetivo al escribir su obra? Argumenta tu respuesta
II.- Lucien Febvre, un historiador francés del siglo XX, dijo lo siguiente:

“En mi opinión, la Historia es el estudio científicamente elaborado de las diversas actividades y de las diversas creaciones de los hombres en otros tiempos, captadas en su fecha, en el marco de sociedades extremadamente variadas y, sin embargo, comparables unas a las otras... La Historia se interesa por hombres dotados de múltiples funciones, de diversas actividades, preocupaciones y actitudes variadas que se mezclan, chocan, contrarían y acaban por concluir entre ellas una paz de compromiso, un modus vivendi al que denominamos Vida”.

• Comenta en una cuartilla a qué se refiere cada una de las afirmaciones de Febvre.
• ¿Qué problema histórico te interesaría investigar? ¿Qué testimonios utilizarías y cómo los utilizarías?

LOS PROBLEMAS PARA EL ESTUDIO DEL PASADO


Ninguna ciencia descubre la “última palabra”, la “verdad absoluta o eterna”.
Las experiencias humanas y los avances de las ciencias proyectan siempre una nueva luz sobre los viejos problemas. Del mismo modo, los historiadores no pueden exponer “la verdad incuestionable” de lo ocurrido, pero sí pueden percibir las circunstancias en las cuales se dieron determinadas acciones, establecer conexiones y ofrecer una explicación lógica y fundamentada.
En el proceso de investigación, los historiadores saben que hay testimonios que no han podido consultar o aspectos en los que no han profundizado suficiente. La explicación del pasado nunca es definitiva ni lo dice todo; es siempre provisional e incompleta. No obstante, como los historiadores analizan nuevos testimonios y toman en cuenta investigaciones de historiadores anteriores y de sus contemporáneos, su trabajo es un paso adelante en el conocimiento. Después vendrán otros historiadores que formularán nuevas preguntas a la historia, más variadas, más ambiciosas o más sutiles, que corregirán los datos de sus predecesores, los completarán o los desecharán quizá. Visto así, la Historia es una ciencia en permanente construcción.
Pero esto no es privativo de la Historia, el resto de las ciencias también modifican sus creencias continuamente.
A diferencia de los cronistas, que refieren o describen los sucesos por el orden de los tiempos o cronológicamente, los historiadores ofrecen explicaciones de lo acaecido aunque, para ordenar el tiempo pasado y localizar los acontecimientos, también siguen la cronología. Éste es un marco exterior en cuyo interior está presente un cúmulo de acciones humanas. Los historiadores dicen que tal acontecimiento “explica” otro o permite “comprender” tal otro, que es posible encontrar las causas o motivaciones que dieron lugar a determinada situación. Unos acontecimientos generan otros, pero también entran en combinación y se interfieren.
Determinar las causas de todos los acontecimientos que dieron lugar a un hecho histórico –por ejemplo, a la Independencia de las Trece Colonias de Norteamérica– es algo bastante complicado porque hay motivos inmediatos o cercanos, pero también hay otros que deben rastrearse en la lejanía. Esto implica largas discusiones entre los historiadores que dan lugar a muy diversas perspectivas y interpretaciones. Pero sean cuales fueran éstas, los historiadores tienen el compromiso de presentar un orden en las explicaciones destinado a hacer que el pasado se comprenda.
Los hechos históricos no pueden ser repetidos en un laboratorio para comprobar las hipótesis formuladas por los historiadores, ni para determinar su comportamiento, sus efectos ni resultados con precisión, como los científicos naturales lo hacen en sus experimentos. Los seres humanos y las sociedades son infi nitamente complejas y no existen dos hombres, grupos sociales, tribus, comunidades ni naciones que sean iguales.
No existe una fórmula única ni un procedimiento seguro para analizar los hechos históricos. Sin embargo, algunos de ellos tienen similitudes con otros. Los pueblos muchas veces responden de manera análoga en ciertas situaciones. Todos han necesitado religiones, muchos han respondido a la invasión con violencia, siempre se han dado órganos de gobierno, frecuentemente han confiado en un líder, etcétera. Con la comparación y otros métodos, los historiadores procuran aproximarse científicamente al pasado.
Las explicaciones que ofrecen los historiadores no pueden confirmarse como si fueran leyes, pero deben estar seriamente justificadas, argumentadas y sustentadas. Explicar es relacionar un hecho con otro o con un conjunto de hechos que lo causan o condicionan. Los hechos históricos no se dan aislados, pertenecen a un complejo que los determina y al cual responden.
Lo que en apariencia es caótico –como podría parecer una plana del periódico– adquiere orden y sentido cuando se analizan los múltiples vínculos que unen unos acontecimientos con otros, cuando se descubren
las diversas facetas de la vida social, cuando se establecen las relaciones que vinculan cada etapa del devenir humano con sus antecedentes y sus consiguientes.

¿RELACIÓN ENTRE EL PASADO, EL PRESENTE Y EL FUTURO?


A lo largo del tiempo, ha habido quienes pensaron que la historia es cíclica, que pasa por momentos de crecimiento, auge y decadencia que se repiten una y otra vez. También ha habido quienes han pensado que situaciones registradas en el pasado, que parecían muertas, reviven continuamente y que “no hay nada nuevo bajo el sol”, pues todo se puede encontrar en épocas precedentes.
Ciertamente, a lo largo de la historia, los seres humanos han hecho renacer algunas creencias, instituciones o estilos artísticos; pero éstos se han adecuado a las condiciones particulares de ese momento, se han entendido de manera distinta. Por ejemplo, el Renacimiento recuperó muchos elementos de la cultura grecolatina, pero los adaptó a sus circunstancias, les infundió una nueva vida.
Se pueden seguir caminos antiguamente conocidos, pero en ellos habrá elementos nuevos que apuntarán hacia otros fines. No obstante, las culturas están hechas de valores, creencias, usos y costumbres legados por generaciones anteriores. Aunque estén en permanente cambio, siempre conservan algo del pasado. El pasado se hace constantemente presente en nuestras vidas.
Los hombres se comunican cuando tienen algo que compartir. Eso que comparten proviene de su tradición cultural, de los usos, valores y costumbres legados por sus padres y abuelos, legados por el pasado, y se derivan también de intereses comunes, de la necesidad de enfrentar los problemas presentes y darle un sentido a la vida futura de su sociedad.
Las antiguas comunidades o las sociedades actuales con las que no compartimos la misma historia o los mismos problemas nos parecen incomprensibles; no alcanzamos a explicar la razón que guía las acciones y pensamientos de sus miembros. Para comprenderlas y explicarlas, debemos tratar de ponernos en su lugar, de familiarizarnos con su pasado y presente.
La Historia es el fundamento de otras ciencias a las cuales les interesa el presente de las sociedades. Estas ciencias son las sociales. Los economistas, sociólogos, antropólogos, politólogos, juristas o psicólogos recurren constantemente a la historia para realizar sus observaciones, sustentar sus afirmaciones, exponer sus reflexiones o incluso, en algunos casos, para tratar de comprobar que sus ideas son las correctas. Esto es así porque la historia es útil para la reflexión y la adopción de caminos por seguir en el futuro.
También las artes se remiten continuamente a la Historia. La literatura muchas veces ubica sus narraciones en una situación pasada, la pintura hace referencias a símbolos del pasado y el cine toma anécdotas, biografías o asuntos pretéritos.
Si bien la Historia es la base que soporta a otras ciencias sociales, éstas han contribuido de manera importante al conocimiento y la explicación de la historia. ¿Cómo puede un historiador estudiar la Revolución industrial sin tomar en cuenta los análisis económicos sobre el capitalismo? ¿Cómo puede estudiar los movimientos obreros sin tener presentes las motivaciones sociales de los trabajadores para organizarse? ¿O cómo puede analizar las guerras mundiales sin tomar en cuenta los aportes que ha hecho la ciencia política respecto al nacionalismo o la psicología acerca de la agresión y la violencia?
La Historia coopera con las ciencias a las que les preocupa el presente y, al mismo tiempo, se alimenta de los estudios especializados de estas ciencias para comprender, profundizar y poder explicar mejor los hechos y procesos históricos.

EL QUEHACER DEL HISTORIADOR


Cualquier ser humano realiza un trabajo parecido al del historiador cuando, al tratar de explicarse las circunstancias en que vive, al intentar comprender a otros o solucionar los conflictos que genera la vida social, recurre al pasado.
El historiador es un profesional que investiga –de manera sistemática y rigurosa– qué ocurrió en el pasado. Sus trabajos empiezan con alguna preocupación o inquietud; con preguntas o problemas. Como muchos individuos, y al igual que todos los científicos, el historiador es curioso. Su curiosidad lo lleva de una pregunta a otra, de un problema a otro. Cuando cree que ya ha resuelto algo, se le presentan nuevas dudas porque siempre puede profundizar más, añadir algo o establecer otras relaciones entre los hechos históricos. La materia prima con la cual el historiador procura resolver los problemas son los testimonios legados por generaciones anteriores.
En ellos busca las “huellas” o los “indicios” que le permiten despejar sus dudas. En los casos de sociedades con escritura, los documentos constituyen testimonios imprescindibles. La labor del historiador no es coleccionar datos ni llevar un registro de acontecimientos. Lo que le interesa es saber, comprender y explicarle al resto de la sociedad qué sucedió, cómo y por qué sucedió de esa particular manera.
El historiador debe decir qué documentos utilizó para explicar un hecho o proceso histórico, con base en qué testimonios hace ciertas afirmaciones, por qué le da determinada sucesión a los acontecimientos, cómo justifica la relación de unos con otros. A partir del siglo XIX, todos los historiadores han asumido esta exigencia de precisión.
En buena medida, la cronología exacta de los acontecimientos–sucesión de fechas– ha sido una herramienta clave, así como la determinación de la autenticidad, la procedencia, el valor e intención de los testimonios. Es necesario interpretar los testimonios a partir de la época o el contexto histórico en el que fueron producidos, por ello hay que preguntarse: qué dijo y qué ocultó el testigo o el autor del testimonio, qué palabras utilizó y cuál era el significado de esas palabras en ese momento.
Las personas que fueron actores o testigos presenciales de determinado hecho histórico lo relatan siempre desde su muy particular posición. Su idea del mundo, sus valores culturales, su nivel de educación, sus intereses personales, su estado de ánimo y otras opiniones influyen en el relato que proporcionan. Por ejemplo, lo ocurrido durante la Revolución Francesa, en los agitados diez años transcurridos entre 1789 y 1799, fue relatado de muy distintas formas, de acuerdo con la posición de la persona o el grupo al que pertenecía. Son muy diferentes los testimonios de los defensores de la monarquía, de los republicanos, los sacerdotes, los periodistas, los sirvientes domésticos, las mujeres, los jóvenes y los ancianos.
Al confrontar las distintas versiones de los hechos y ubicarlas en la especial problemática por la que atravesaban Francia y el resto de Europa en esa época, y al comparar estas versiones con otros testimonios, el historiador está en posibilidades de proporcionar una imagen aproximada de lo acaecido.
Pero hay un problema, el historiador es un individuo de su época y emprende su investigación con una particular visión del mundo y con preocupaciones determinadas Los historiadores tratan de “ponerse en el lugar” de los hombres del pasado, de los actores de la época, pero no pueden experimentar lo mismo porque están influidos por sus propias ideas y valores, por la gente que los rodea, por los libros que han leído, por su formación universitaria, etcétera.
Por ello, los historiadores deben siempre preguntarse qué posición personal adoptan frente a los hechos históricos y cuidarse de no caer en exageraciones, prejuicios o tergiversaciones.

LA UTILIDAD DE LA HISTORIA

Cuando los seres humanos se preguntan ¿qué sucede actualmente?, la respuesta los hace recurrir al conocimiento que tienen del pasado humano y les abre una interrogante acerca del futuro. Los seres humanos buscan explicarse quiénes son, pero también de dónde vienen, cómo han llegado a ser lo que son ahora, y hacia dónde van.
Es cierto que lo ocurrido en el pasado es algo que ya concluyó. Sin embargo, el pasado se arrastra de distintas formas hasta el presente, y esta presente señala –aunque sea de manera muy aproximada– qué se puede esperar del futuro.
Los seres humanos saben que cada momento de su vida es el resultado de situaciones, acciones y experiencias anteriores. También saben que su suerte individual no depende de sí mismos sino del camino que siga la humanidad.
La Historia es saber sobre los hombres. El conocimiento del pasado es importante porque pone de manifiesto aspectos múltiples y contradictorios de la vida humana.
Los seres humanos siempre han tenido conflictos para dominar la naturaleza y sobrevivir, para relacionarse con otros seres humanos y evitar la violencia, para entenderse a sí mismos y no quedar aislados. Al recordar esos conflictos y sus soluciones, la Historia da luz, ilustra.
Puesto que las sociedades no son estáticas, sino que están en permanente transformación, los hechos históricos siempre acontecen en condiciones particulares, en tiempos y espacios que nunca se repiten. No obstante, al conocer los conflictos que se enfrentaron en el pasado, se comprende mejor la sociedad actual.
Los seres humanos que pierden la memoria olvidan sus experiencias pasadas, borran de su mente lo que aprendieron, no pueden entender qué ocurre ni explicarse por qué ocurre de esa manera. No se ubican en el tiempo ni el espacio, no se pueden comunicar adecuadamente con los demás, no responden como los otros lo esperan. Los seres humanos que pierden la memoria quedan al margen de la vida social.
De manera similar a los individuos, si las sociedades ignoraran su pasado, quedarían como un barco a la deriva, sin rumbo ni orientación, sin posibilidades de comprender cómo se han formado, sin capacidad para explicar de dónde proceden sus creencias y costumbres, sin saber por qué se han establecido determinadas formas de convivencia, normas y leyes o qué han expresado sus artistas y científicos. Si las sociedades ignoraran su pasado, no sabrían qué conviene conservar y defender ni qué deben rechazar o destruir.
La preservación de la memoria individual así como de la memoria colectiva es fundamental para que los seres humanos y las sociedades puedan pervivir. La Historia es la ciencia encargada de mantener viva la memoria de los pueblos, de recordar aquello que se ha olvidado; es la ciencia que estudia el pasado. Pero no un pasado muerto, sino un pasado vivo que nos sirve para aprender lecciones útiles; para orientar nuestras acciones futuras.
La historia es entonces una ciencia útil. Nos explica qué fue lo que condujo a una catástrofe o cómo solucionaron los hombres sus problemas.
Es frecuente que para distinguir entre el pasado humano y la ciencia que estudia ese pasado en el primer caso usemos historia con minúscula y, en el segundo, Historia con mayúscula.

sábado, 13 de marzo de 2010

EL DÍA MUNDIAL DE LA DIVERSIDAD CULTURAL PARA EL DIÁLOGO Y EL DESARROLLO (21 DE MAYO)



Como seguimiento a la aprobación de la Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural en noviembre de 2001, la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su resolución 57/249 recibió con agrado la Declaración y las líneas generales del Plan de Acción para su implementación, y proclamó el 21 de mayo como el Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo.
Este Día nos brinda la oportunidad de valorar la diversidad cultural y de aprender a "convivir" de una mejor manera. La UNESCO continúa promoviendo la sensibilización sobre la relación fundamental entre la cultura y el desarrollo, y el papel elemental que desempeñan las tecnologías de la información y de las comunicaciones en esta relación

LEE LOS SIGUIENTES ARTICULOS
Artículo 1 – La diversidad cultural, patrimonio común de la humanidad
La cultura adquiere formas diversas a través del tiempo y del espacio. Esta diversidad se manifiesta en la originalidad y la pluralidad de las identidades que caracterizan a los grupos y las sociedades que componen la humanidad. Fuente de intercambios, de innovación y de creatividad, la diversidad cultural es tan necesaria para el género humano como la diversidad biológica para los organismos vivos. En este sentido, constituye el patrimonio común de la humanidad y debe ser reconocida y consolidada en beneficio de las generaciones presentes y futuras.
Artículo 3 – La diversidad cultural, factor de desarrollo
La diversidad cultural amplía las posibilidades de elección que se brindan a todos; es una de las fuentes del desarrollo, entendido no solamente en términos de crecimiento económico, sino también como medio de acceso a una existencia intelectual, afectiva, moral y espiritual satisfactoria.